¿Adicción al poder o fanatismo republicano?
En la campaña electoral, el Presidente aseguraba que venía a poner de pie a la Argentina, pero gobernando se esfuerza en hacerle zancadillas al país. Nunca antes ha habido un Gobierno con tanto poder con un Presidente tan devaluado en su autoridad. Ya es inocultable lo que muchos sabíamos: que el verdadero poder reside en quien lo eligió como candidato, que las decisiones más importantes y estratégicas se toman en el despacho de la actual vicepresidenta, en el Instituto Patria y no en Balcarce 50. Un Presidente que se comporta como Jefe de Gabinete y, por ello, nunca sus palabras o anuncios son definitivos, sino que requieren la aprobación de una instancia superior que los valide.
Estamos, sin lugar a dudas, frente al Gobierno constitucional que más poder ha concentrado en la historia argentina. Repasemos, allá por diciembre y recién asumido declaró la emergencia en nueve áreas de Gobierno, desplazando al Congreso, asumiendo facultades que le son propias y levantando controles para efectuar contrataciones con la excusa de la emergencia.
Retiró el proyecto de presupuesto 2020 que había presentado la gestión anterior y se negó a enviar uno propio que definiera las prioridades del gobierno y permitiera un control presupuestario del gasto público. Pero además restableció los “superpoderes” en manos del jefe de Gabinete, que le permiten hacer transferencias de partidas y reestructurar el 100% del presupuesto a sola firma y sin pasar por el Congreso de la Nación.
Nota de opinión de Luis Petri en Infobae