Desgravar la educación (o agravarla)

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Desgravar el valor de las cuotas en los colegios privados es propio de un Estado empático. De eso se trata el proyecto de ley que estoy impulsando en la Cámara de Diputados desde hace dos años, pero que resulta vital en los tiempo que vivimos. La educación pública, en muchas provincias, padece de saturación y de una muy baja calidad. Cada vez más familias argentinas que pueden hacerlo, eligen la educación privada para sus hijos.

Hay dos situaciones que debemos tomar en cuenta: un sistema educativo público exigido al máximo, con la consiguiente necesidad de crear políticas para aliviarlo y sobre todo mejorarlo. Y por otro lado, la necesidad urgente de que el Estado tienda su mano a quienes deciden invertir el fruto de su trabajo en el sistema privado de educación.

Sin lugar a dudas, la posibilidad de deducción de la cuota de la base imponible del Impuesto a las Ganancias es una manera de proteger a quienes hacen ese gran esfuerzo. Pero además, al utilizar una plataforma privada, se contribuye a la creación de fuentes de trabajo relacionadas con el ámbito educativo. Adicionalmente, los mismos ciudadanos liberan al Estado de solventar gastos e inversiones en escolarización. Esta propuesta representa una compensación para quienes pagan sus impuestos y además deben costear la educación para sus hijos.

Nota de opinión de Diego Mestre en Clarín

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