Comisión de Recursos Naturales aprobó proyecto para reducir la utilización de plásticos de un solo uso
La Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano aprobó por unanimidad el proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos de Reducción Progresiva de la Utilización de Productos Plásticos de un Solo Uso. También se aprobó por unanimidad el proyecto de ley con media sanción del Senado, conocido como Ley Yolanda, que tiene por objeto garantizar la formación integral en ambiente, con perspectiva de desarrollo sostenible y con especial énfasis en cambio climático, para las personas que se desempeñen en la función pública. Es una norma espejo de la ley Micaela, que pretende formar a los tres poderes del Estado en todas sus instancias en una perspectiva ecológica y ambiental.
La diputada Brenda Austin, vicepresidenta de la Comisión, celebró “que hayamos logrado enorme consenso en ambos proyectos de ley. Yolanda es generar espacios de capacitación, con la mirada integral que debemos tener”.
Luego, Austin, autora de una de las iniciativas que dio origen al dictamen unificado sobre plásticos de un solo uso, recordó que el 85 % de la basura marina proviene de plásticos. Y remarcó que “el problema no es el plástico sino la paradoja de que usamos este recurso valioso destinado a persistir en el tiempo para productos que están apenas unos minutos en nuestras manos. Tenemos un problema entre la vinculación del tipo de producto y el tipo de materiales que decidimos utilizar”.
“Hay mucha evidencia de que esos microplásticos están a lo largo de todos los océanos. Investigadores analizaron los sábalos en nuestro Río Paraná, de los cuales el ciento por ciento había consumido microplásticos. Es un problema de una magnitud enorme, que nos vuelve sobre nuestro organismo. Se prevé que el 99 % de las aves y peces para los próximos años habrá consumido plástico. Y eso también nos vuelve. Debemos trabajar un mapa de soluciones, por un planeta que no da más y por una sociedad que ve que nuestros modos de consumo y producción están entrando en colisión con nuestras propias proyecciones de vida y obviamente de los animales y el ambiente que habitamos”, dijo Austin.
“Buscamos sustituir y prohibir aquellos plásticos descartables que podemos hacer el esfuerzo para dejar de utilizarlos, como vajilla, bolsas, sorbetes. También se plantea reglas de etiquetados para algunos productos que entendemos que todavía es complejo reemplazar, como los de destino sanitario; régimen de excepciones para algunos productos que por razones de salubridad tampoco se pueden reemplazar. Buscamos un vínculo distinto con este material, para que puede brindar soluciones y no complejizar la trama de la vida en la tierra”, explicó Austin.
Por su parte, Federico Zamarbide, remarcó que “debemos trabajar fuertemente en un cambio cultural. Cuando uno habla con los intendentes ve que la gente asocia la buena gestión de residuos con el servicio de recolección, si le recogen los residuos y se lo llevan, sin importar qué sucede luego”.
“Sabemos que avanzar en una reforma de fondo modificando todo el sistema de gestión de prácticas es virtualmente imposible, con lo cual avanzar de a poco con plazos establecidos y sin por ello dejar de ser rigurosos es lo más inteligente que podemos hacer”, agregó.