Necesidad de un nuevo modelo social
Los conurbanos de Argentina son nuestro fracaso; expresan crudamente la desigualdad y la erosión social derivada de nuestro pobre desempeño económico.
Las organizaciones comunitarias hacen esfuerzos para asistir a las personas; pero la falta de empleo va consolidando la idea de “contención”. El lenguaje refleja un dique soportando la presión de demandas cotidianas y persistentes, de parte de quienes encuentran en la ayuda social no solo una mínima satisfacción de sus necesidades, sino también un lugar de pertenencia.
Se hace necesario encontrar modos más eficaces de intervención, y es urgente instalar una mirada alternativa al pobrismo y a la teoría del derrame para el tratamiento de la pobreza.
No es posible ignorar la necesidad de un Estado que construya bienes públicos igualadores y genere condiciones de orden y convivencia aceptables; pero persistir en políticas que no mejoran los indicadores sociales, o bien es un gesto de obstinación, una decidida y absoluta incomprensión sobre el fenómeno de la pobreza o un intento de subordinación política del estado.
Nota de opinión de Fabio Quetglas en Clarín