Señor ministro de Salud, no se olvide de las universidades
Desde su aporte en la investigación, el mantenimiento de la educación superior, sus actividades de extensión (como la acción desplegada en sectores vulnerables llevando la atención profesional o hasta un plato de comida caliente), o estando en la trinchera con sus hospitales universitarios.
El 2020 fue un año muy difícil, pero sin duda las universidades nacionales han estado a la altura del tremendo desafío que impuso la presencia de esta enfermedad planetaria, que colocó en jaque nuestro modo de vida.
Ahora nos encontramos ante esa luz de esperanza que nos brinda el hecho de encontrar una salida, que es la vacuna.
Según la información brindada por el portal oficial Argentina.gob.ar, allí se detalla que nuestro país, al igual que otros países del mundo, va a recibir al principio una cantidad limitada de vacunas, que luego crecerá durante la primera mitad del presente año.
Asimismo especifica que al inicio del plan de vacunación, algunos grupos tendrán prioridad sobre otros de acuerdo con la exposición de la enfermedad, por las funciones estratégicas que tengan o por los riesgos que presenten.
También se establece que la vacunación comenzará en las grandes ciudades, porque es donde se presenta la mayor cantidad de casos de enfermedad o muerte por COVID-19.
Así, el Estado Nacional tiene previsto vacunar una población objetivo definida, priorizando, en primer lugar, al personal de establecimientos de salud públicos y privados (de manera escalonada según el riesgo de su actividad, por ejemplo, quienes trabajan en unidades de terapia intensiva o en guardias).
Luego aparecen otros grupos, como el personal docente y no docente de los niveles educativo inicial, primario y secundario; terminando con otras poblaciones estratégicas que definan las jurisdicciones.
Nota de opinión de Emiliano Yacobitti en Infobae