Urge poner fin a la inviabilidad bonaerense

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Es evidente que la supremacía electoral justicialista en la provincia de Buenos Aires no está afirmada exclusivamente en sus éxitos de gestión. Los datos son ineludibles: se trata del triunfo de un modelo que ha logrado prescindir relativamente de los resultados.

A raíz de un fracaso económico de larga duración, combinado con un uso ineficaz de los recursos públicos, en la Argentina se está consolidando un modelo social dual, basado más en el control que en la solución de los problemas. Las dos consecuencias son: a) el quiebre del ideario de movilidad social, y b) el deterioro de las condiciones de competencia política.

Este proceso es resistido en los hechos por enormes sectores sociales de todas las identidades políticas, que con tenacidad enfrentan una inercia desgastante, que debemos revertir de manera urgente. Personas en distintas posiciones que dan todo por sostener a sus hijos en la escolaridad, por mantener sus emprendimientos, por cuidar sus trabajos, por honrar el servicio público, que se suman a iniciativas sociales o cívicas; verdaderos héroes anónimos que advierten la inexistencia de un plan para su provincia. Las consecuencias políticas de las sucesivas crisis (en especial la de 2001/2) en la provincia de Buenos Aires sumaron deterioro social e inseguridad.

Nota de opinión de Fabio Quetglas en La Nación

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