No hay lugar para falsos diálogos
El Gobierno no quiere dialogar. El kirchnerismo no dialoga porque el diálogo es entre pares y Cristina Kirchner no reconoce pares. El diálogo es entre actores democráticos y la vicepresidente que gobierna el país tiene una concepción antidemocrática del poder. Su objetivo no es alcanzar acuerdos mediante el aval del consenso, sino doblegar al adversario, rendirlo, subyugarlo y acallar toda voz disidente.
Nunca dialogó en dos años de Gobierno. Siempre impuso. Jamás deliberó. Impuso una cuarentena eterna. Impuso vacunas como consecuencia de entregarle la cuestión sanitaria a Rusia, impuso sesiones virtuales para inoperativizar el Congreso y gobernar por decreto y sin dar explicaciones. Impuso facultades extraordinarias y un salvaje ajuste a los jubilados. Impuso un cierre de escuelas que causó daños irreparables en nuestros niños y jóvenes.Impuso liberar presos, violadores y narcotraficantes y retornar al país a delincuentes expulsados. Impuso una agenda de demolición institucional y quebrantamiento de la división de poderes. Impuso su discrecionalidad y un manejo delictivo y criminal de la pandemia. Impuso fronteras internas, violencia institucional, violación de los derechos humanos y de nuestros derechos y libertades consagrados en la Constitución Nacional. Impuso persecución a jueces que investigaron a la vicepresidente, una reforma judicial para que Cristina se convierta en la Justicia, ataques a la prensa y a los opositores. El Gobierno impuso avalar las tomas de tierras, avalar a terroristas y dictadores dentro y fuera del país. Impuso la desaparición de personas en democracia como Marcela López, asesinatos aberrantes vinculados a las valijas de Cristina y la plata robada de la corrupción, como Fabián Gutiérrez. Impuso apoyar a Maduro, Ortega, al grupo Hamas y a los terroristas iraníes que volaron la AMIA. El Gobierno impuso cierre de exportaciones y precios congelados. Y hace días impuso agredir y burlarse pérfidamente de la memoria de miles de muertos evitables que se daban en todo el territorio del país, mientras el Gobierno perpetrador y victimario estaba de fiesta en Olivos y brindaban impunemente, mientras que, a la vez, cínicamente les rendían honores y homenajes a sus víctimas.
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