El fantasma del descenso
Nadie les exige milagros. No se puede generar un problema y, cuando por tu acción la situación se complica, intentar eludir las responsabilidades.
Los primeros misiles de la interna oficialista se pudieron ver luego de la contundente derrota de las PASO el año pasado cuando la Vicepresidenta y La Cámpora criticaron fuertemente al Presidente e inmediatamente se implementó el plan Platita.
Este, si bien recuperó algunos cuantos votos para el oficialismo, no alcanzó para revertir el resultado en las generales.
El oficialismo obtuvo una contundente derrota, a pesar de la escandalosa emisión para financiar la fiesta, alertando a los ideólogos de La Cámpora que anticipan una derrota segura en el 2023.
Como estrategia idearon el operativo despegue que inicio con cartas, audios, renuncias y tuvo su punto máximo en la falta de apoyo legislativo al Acuerdo con el FMI (léase mandar al país al default). Cristina Fernández de Kirchner definió la fórmula Fernández – Fernández.
Al ganar, su mandato es por cuatro años. El año pasado la vicepresidenta le exigió al Presidente, y este aceptó, incrementar exponencialmente el gasto para atenuar los resultados de las PASO.
Esto se financió con emisión y produjo, meses después, la aceleración escandalosa de precios actual que advertimos oportunamente se generaría.
Esta imposición por parte de Cristina la hace responsable directa de la pérdida vertiginosa de poder adquisitivo que hoy se vive, no puede desentenderse de esta consecuencia mirando para otro lado. Hacerse cargo debería ser la primera acción para encarar una solución.
Nota de opinión de Lisandro Nieri en Noticias Argentinas