La democracia y el conflicto constructivo
Pronto a conmemorar un nuevo aniversario del retorno democrático a nuestro país, el 30 de octubre de cada año se ha convertido en una fecha adoptada y monopolizada por la memoria colectiva argentina, desbordando las banderas partidarias de la UCR.
Hace 39 años el cuestionamiento y el debate en torno a las diferencias nos permitió construir acuerdos básicos sobre los que hoy ya no debería debatirse: el valor y el sentido de la democracia.
En esos albores democráticos celebrábamos la conflictividad y los desacuerdos que precisamente nos permitieron abandonar la arcaica idea de la violencia y la negación del otro. Ser consciente de estas diferencias, y admitir el conflicto y aún así lograr acuerdos básicos sostenidos en el tiempo, fue lo que permitió al presidente Alfonsín transformarse en una figura de culto pluripartidista cuyo legado es reconocer a la democracia como un espacio de conflicto constructivo, donde las relaciones entre actores y fuerzas pueden convivir en esas diferencias.
En los últimos agrietados años, la sociedad argentina transita por una conflictividad desgastante, que lentamente se separa de esa idea de conflicto constructivo y se asienta sobre visiones que ponen en cuestión los valores democráticos.
Nota de opinión de Soledad Carrizo en Infobae